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Tu tesoro, tu corazón y tus finanzas. Dios en nuestros negocios.


“Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.”

Mateo 6:21


Como contadora, asesora empresarial y mujer de fe, he aprendido que la verdadera estabilidad financiera no empieza en los números, sino en el corazón. Y no lo digo solo por experiencia profesional, sino porque así lo enseña la Palabra de Dios.


Este versículo de Mateo no solo es una advertencia espiritual, también es una enseñanza profunda sobre cómo la dirección de nuestra vida, nuestros negocios y nuestras finanzas está determinada por lo que verdaderamente valoramos. En otras palabras: lo que amas, lo que te apasiona, lo que más cuidas, eso va a marcar tus decisiones, tus inversiones de tiempo, energía y recursos.


El corazón como brújula de tus decisiones financieras


En el ejercicio diario de la contabilidad, reviso estados financieros, presupuestos y planes de negocio. Pero más allá de los balances, siempre encuentro una verdad constante: una empresa, al igual que una persona, prospera más cuando su corazón está alineado con su propósito.


Muchos emprendedores inician con una idea rentable, pero se desgastan en el camino porque el proyecto no les apasiona. Otros, aunque comienzan con pocos recursos, logran grandes resultados porque están guiados por una convicción interna, una causa mayor que el dinero.


¿Dónde está tu tesoro? ¿Dónde estás invirtiendo tu tiempo, tu mente y tu esfuerzo? Si tu corazón está en lo superficial —el reconocimiento, la comparación, la urgencia del dinero—, corres el riesgo de vaciar tu alma mientras llenas tus cuentas. Pero si tu corazón está en servir, construir, crecer con integridad, entonces tus frutos serán duraderos.


Dios también habla de finanzas


La Biblia no es solo un libro espiritual, también es un manual de sabiduría financiera. Dios nos habla de ahorro, de evitar deudas innecesarias, de ser buenos administradores, de trabajar con diligencia y sembrar con generosidad. Pero sobre todo, nos enseña que el dinero es un medio, no un fin. Un recurso al servicio del propósito, no un ídolo que controle nuestras decisiones.


Como dice Proverbios 4:23: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.” En la práctica empresarial, esto se traduce así: guarda tu integridad, tu motivación, tus principios, porque de ahí nacerán decisiones sanas, relaciones sostenibles y prosperidad verdadera.


La pasión genera fruto… y rentabilidad


No se trata de romantizar el esfuerzo. Emprender y dirigir empresas requiere estrategia, orden financiero, cumplimiento legal y visión de negocio. Pero todo eso se multiplica cuando se hace con pasión. Cuando tu proyecto refleja tu esencia, tu compromiso, tu servicio a los demás, entonces tu tesoro no solo es rentable, sino también satisfactorio.


He acompañado a muchos empresarios que descubren que su mejor inversión fue creer en sí mismos y en lo que Dios sembró en ellos. Porque Dios no solo da talentos, también respalda con provisión, alianzas y oportunidades a quienes trabajan con propósito y fe.



Liliana Frasés

De CEO a CEO


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